Premios y reconocimientos

2006

En mayo se inaugura la Biblioteca ‘José Jiménez Lozano' del Instituto Cervantes de Utrecht (Holanda). Además, recibe el Premio Cossío a la trayectoria profesional  y Académico Correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo
(Discurso completo)

 

"Periodistas e informadores"

He sido encargado de responder, en nombre de todos los distinguidos con el Premio Francisco de Cossío para los Medios de Comunicación en sus diversas singularidades, al galardón que se nos ha concedido, y lo hago con mucho gusto. Incluso si necesariamente tengo que hablar un tanto desde fuera, ya que lo que se ha galardonado en mi, en efecto, es un pasado, y discernido con una suma generosidad por parte del Jurado, porque mi oficio de periodista ha sido, el del periodismo de gente sentada, y algo así como de periodista secundario y como por extensión del concepto, aunque esta derivación  esté revestida de un gran prestigio: el de editorialista y columnista, y otros servicios auxiliares del periodismo en  sentido estricto como digo, que es el del resto de los demás galardonados.

Poniendo las cosas en su sitio, en efecto,  y ateniéndonos a la naturaleza del periodismo,  incluso en estos momentos en que éste  corre el peligro de convertirse en puro medio de comunicación, el periodista sigue siendo exactamente el suministrador de informaciones o  noticias en palabras y en imágenes. Es él quien va en busca de ellas, ha de percatarse inmediatamente de la naturaleza, entidad y jerarquía de las que la realidad le ofrece, y ha de ofrecerlas a su vez, según la vieja regla del oficio de qué, quién, dónde, cuándo y cómo, y rarísimamente el porqué,  sobre el  que la inmensa mayor parte de las veces ha de guardarse un total silencio, porque los porqués  no tienen externidad, y sólo podrían ser presentados como hipótesis inductivas o deductivas, y estas hipótesis sólo podrían hacerse desde la subjetividad o la racionalización abstracta; mientras que el periodismo es una especie de función notarial de la res acta, que ha de contarse en su objetividad, sin sesgo ni añadido alguno: no más que lo dado, sólo lo real acaecido. Y la lealtad con los hechos es la única condición sine qua non del periodismo.

 

No se le pide, en efecto, al periodista, que sea neutral ante la realidad, porque a veces la neutralidad sería hasta éticamente dudosa o sencillamente imposible; pero no hay periodismo, si no se puede, no se sabe, o no se quiere contar tranquilamente que el cordero, estando río arriba, ha ensuciado el agua y luego ha mordido al lobo, acusándole de ello, si tales fueran los hechos. Solamente así cumple el periodista exactamente con su oficio y no precisa de ninguna  otra instrumentación intelectual ni  código deontológico. Esta ley primaria y a la vez acabada, expresada en esos cinco principios de conocimiento, es la única que garantiza una información veraz que debe llegar tal cual a su destinatario. Y, obviamente, es la que se convertirá también en  la materia de análisis sobre la que luego otros periodistas - editorialistas y columnistas- podrán realizar, su trabajo; y ni que decir tiene que se convierte también en el territorio a defender por el informador porque esa información así escrupulosamente construida es la que también constituye siempre el motivo de la lucha y del conflicto del periodista con su entorno social. Pongamos por caso con los defensores del cordero, que querrían - que las informaciones que les afectan, llevasen una ristra de contestados porqués justificativos, que debilitarían la información hasta convertirla en nula.

Y el peso de esta lucha corresponde, desde luego, a esta infantería periodística de la que vengo hablando, antes -y también con frecuencia después de la noticia-, que entonces aparece como lo que es: la sustancia y entidad verdadera de un periódico o noticiario, que,  intelectual y éticamente, no se mide, ni puede medirse nunca, por sus posiciones políticas e ideológicas, ni tampoco culturales, sino por la escrupulosidad de sus informaciones.

 

Todo esto no quiere decir, desde luego, que otras tareas periodísticas como el artículo editorial o el columnismo no tengan su importancia real, pero sí que son otra cosa. Son añadidos culturales debidos a la naturaleza inocentemente ilustrada del periódico primigenio, pero sobre los cuales comenzó a pesar enseguida la amenaza de la glosa retórica, y la ideología, que pueden destruir hasta la noticia misma, porque esa glosa e ideología, o toma de actitud como se dice según una jerga de politicastros, no sólo pueden colorear o sesgar las informaciones, sino determinarlas.   

En cierta medida, esto ya no es una amenaza sino una realidad, hasta darse la tristísima experiencia diaria de que la materialidad misma de una noticia -el qué, el quién, el dónde el cuándo y el cómo- es ofrecida de modo diferente por diversos periódicos u otros medios informativos, suponiendo que esos papeles -o radio o televisión- puedan llamarse periódicos o medios de información en este caso. Porque, en realidad, son simples bocinas del cocinero, que decía Sören Kierkegaard, hace más de ciento cincuenta años, en su parábola del capitán de barco cuya voz no puede oírse.

En esa parábola se nos dice, en efecto, que viendo el capitán del barco cómo se acerca un iceberg  hacía éste, busca su bocina de mando para ordenar las maniobras que puedan evitar el choque, pero la tiene el pinche de cocina que está comunicando el menú del día. Y quien tiene la bocina comunica cualquier cosa siempre que sea de su interés. No importa que el barco se estrelle. Y, en cualquier caso, la famosa gnoseología moderna del punto de vista o de la opinión podría ofrecer perfectamente la justificación de la supremacía moral del anuncio del menú contra el autoritarismo del capitán, o hasta afirmar -y se subrayaría que con todo derecho- que el iceberg no tiene significación alguna o hasta forma parte de las delicias del menú. Pero entonces ya estaríamos fuera del periodismo, y también de la racionalidad y de la ética, y alimentando alguna fiera o Leviathan del Mal.

 

El nombre de este Premio, por otro lado, es el de un escritor que fue muy frecuente colaborador de periódicos y director de periódico más tarde; y, en el primer caso con una singularidad periodística; el artículo de carácter literario, una herencia también del periódico primigenio, invento ilustrado como decía, y que, gracias a la elefantiasis de lo político, que se come el alma, está desapareciendo. Si la razón fuera otra, no sería preocupante, pero, siendo la que es, no podemos tomar  a beneficio de inventario un tal síntoma de deshumanización y totalitarismo, porque ya son demasiados esos síntomas, incluyendo ahí la dogmática de lo políticamente correcto que cada cual puede comprobar por sí mismo que liquida una a una las libertades públicas del Estado de Derecho o primacía absoluta de éste, y, por lo tanto, sobre el Estado mismo.

Pienso que mostrar, en el momento del agradecimiento del galardón que hemos recibido, todos estos extremos es simplemente el fondo mismo de su significado; es decir, la mostración igualmente de la conciencia de lo que es periodismo, que se supone que es lo que el Jurado, al igual que la Junta de Castilla y León que instituyó y sostiene este Premio, han querido explicitar en esta convocatoria una vez más.

Por ello deben recibir nuestra gratitud, como deben recibirla los demás compañeros de profesión sin los cuales, literal y no retóricamente, no hubiéramos podido hacer lo mejor que hayamos podido hacer. Los genios y las lumbreras solipsistas son un invento bastante risible en sí mismo de culturas en estado muy menesteroso o terminal, como bien puede ser nuestro caso.

Pero de esto no tratamos, sino de un trabajo serio y oscuro, que consiste en entregar la realidad con palabras o en una imagen, y de la conciencia de que ello tiene muy profundas y amplias consecuencias. La comunicación puede construirse muy bien con no-nadas; pero nunca hay no-nadas en el oficio de informar. GRACIAS a todos ustedes.

José JIMÉNEZ LOZANO

Discurso de recepción del Premio Extraordinario
Francisco de Cossío a la trayectoria profesional
(Junta de Castilla y León)
2006

 

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